El ficus ‘Ginseng’ y su asombrosa raíz



Cualquiera que conozca cómo es una raíz de ginseng entenderá por qué el Ficus microcarpa ha sido rebautizado con ese nombre. El ficus ‘Ginseng’, Planta protagonista de Julio de la Oficina Holandesa de Flores, saca a la luz sus gruesas raíces en una escultural exhibición: formas sinuosas, rollizos dedos que se hunden en la tierra, con el remate de unos ramilletes de lustrosas hojitas verdes. ¡Bella extravagancia!

Robustas raíces aéreas de textura tersa, color café y extravagantes formas, que sostienen ramilletes de pequeñas hojas de color verde fresco: te presentamos al ficus ‘Ginseng’. Estos pequeños árboles con aire de bonsái son dignos de ocupar un lugar que permita circular alrededor para poder admirarlos desde diferentes ángulos, como si fueran una pieza escultórica.

El ‘Ginseng’ es un Ficus microcarpa o Ficus retusa, es decir, miembro de esa gran familia botánica que abarca no solo al gomero (Ficus elastica), el Ficus benjamina y el Ficus lyrata que desde hace tanto tiempo tienen un sitio en los ambientes de interior, sino también a esos gigantescos banianos (Ficus benghalensis) que se han apoderado de los templos camboyanos con sus gigantescas raíces aéreas. La región de origen del Ficus microcarpa, también llamado laurel de Indias, es el sur y el sureste de Asia, donde pueden alcanzar los 20 metros de altura.

Un falso bonsái

Las raíces de estos singulares ejemplares destinados a plantas de interior se desarrollan actualmente en China (por cierto, ginseng significa raíz en chino) y Malaisia. ¡Tardan aproximadamente 15 años en desarrollar sus extraordinarias formas! Llegado el momento, en esas raíces se injertan pequeños ficus. Su follaje perenne está formado por hojas pequeñas (de 2 a 6 centímetros), redondeadas y con la punta más corta que las del Ficus benjamina; son siempre de color verde vivo, coriáceas y muy abundantes.

En cada ejemplar se pueden hacer uno o varios injertos. Las pequeñas copas son podadas con infinita paciencia para conseguir ese aire de bonsái. A continuación los ejemplares son llevados a Holanda, donde continúa el proceso de desarrollo en invernadero. Se puede decir que antes de llegar al salón de casa, estos ‘Ginseng’ han tenido ya una vida larga y llena de avatares.

En tu centro de jardinería encontrarás ejemplares de muchos tamaños. Los grandes pueden convertirse en el gran protagonista del salón. Los pequeños y mini son ideales para cualquier rincón o para hacer pequeñas colecciones. ¡No hay dos iguales! Resultan perfectos en los ambientes de estilo contemporáneo, pero también informal o clásico, todo dependerá de la elección del tiesto o portamacetas.

CÓMO CUIDAR UN FICUS ‘GINSENG’

Los ficus ‘Ginseng’ son fáciles de mantener. Se puede disfrutar de ellos durante muchos años a cambio de unos pocos cuidados:

• Luz: Sitúalos en un espacio muy luminoso, pero fuera del sol directo y de las corrientes de aire. Si les falta luz se les caerán las hojas, lo cual puede suceder con mayor facilidad en invierno. En las regiones cálidas y libres de heladas (5º, zonas 11-12) pueden vivir todo el año al aire libre. En zonas climáticas más frías es posible sacarlos al exterior en verano, aunque con la precaución de colocarlos a la sombra o cuidando de que el follaje no habituado a los rayos directos del sol se queme. En cuanto el termómetro se vaya acercando a los 15º deben volver al interior de casa o ser llevados a cubierto. En invierno necesitan descansar a una temperatura en torno a los 12-15º.

• Humedad ambiental: Procúrales humedad mediante pulverizaciones con agua para compensar la sequedad que provoca la calefacción. Recuerda que este ficus es una planta de origen tropical.

• Agua: Proporciónales una moderada cantidad de agua, más abundante en verano que en invierno, pero sin dejar que se acumule en la base del tiesto. El cepellón debe permanecer húmedo, aunque evitando siempre el encharcamiento.

• Abono: Agradecerán que les aportes un fertilizante para plantas verdes disuelto en el agua de riego todo el año (disminuye la frecuencia en invierno).

• Poda: Se pueden podar al final del invierno para darles forma o mantenerla. Las raíces no se deben podar (no es un bonsái).

• Plagas: Pueden verse afectados por la cochinilla cerosa. Es preferible quitarla a mano con un paño humedecido. También se combate con insecticida (consulta en tu centro de jardinería). La araña roja, que prolifera en los ambientes secos y calientes, también puede afectarlos.


Via
verdeesvida.es

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